lunes, 17 de marzo de 2014

Jorge M. Reverte: “La novela histórica me da repelús”

Buceando en Internet sobre la Guerra Civil, el escritor Jorge M. Reverte(Madrid, 1948), autor de la exitosa La batalla del Ebro y La caída de Cataluña, descubrió a un neoyorquino de origen finlandés, de dos metros de alto, comunista, homosexual y miembro de la brigada Abraham Lincoln en la contienda española. Bill Aalto (1916-1958) no llegó a luchar en las trincheras, su especialidad —forjada en los años de peleas con policías y esquiroles en la Gran Depresión— fueron los sabotajes y aventuras guerrilleras como la del fuerte de Carchuna, el 23 de mayo de 1938.
"Me pareció una hazaña memorable, Carchuna es un episodio poco conocido, con los ingredientes de una película". Reverte se refiere a lo ocurrido en el castillo del municipio granadino de Motril que servía de cárcel para unos 300 combatientes republicanos. "Aalto fue el jefe del comando de unos 30 guerrilleros que, tras un desembarco nocturno, asaltó el fuerte y liberó a los prisioneros". Reverte tiró del hilo de este personaje y se topó con otro momento novelesco de su vida. En el verano de 1949, un Aalto borracho y con un cuchillo enorme en la mano persigue a su amante, el poeta James Schuyler, en la casa en Ischia (Italia) de un amigo común, el también escritor Wystan Hugh Auden. El que hubiera una mesa de cocina por medio salvó la vida a Schuyler y aquel episodio confirmó a Reverte que Aalto "tenía el libro" que ahora ha visto la luz: Guerreros y traidores(Galaxia Gutenberg).
"Es una biografía, no una novela histórica", subraya. "He mantenido una disciplina enorme para no mezclar la invención con los datos. El libro lo he vivido casi como un reportaje periodístico. La novela histórica me da repelús, es un género que, salvo escasas excepciones, y no sé si me acuerdo de alguna [risas], no me provoca el menor placer". No fue fácil para este periodista e historiador seguir el rastro de Aalto, al que ha dedicado un año. "Estuve a punto de dejarlo varias veces porque no había mucha información y no quería inventarme nada. Sin embargo, gracias a varias universidades estadounidenses encontré biografías de su amigo Auden que detallan momentos con Aalto y Schuyler". Esta pareja se había conocido en un bar de mala muerte cerca de la estación Central de Nueva York. Además, Schuyler dejó escrito un poema sobre su tormentosa relación. "También me ayudaron los textos de un escritor gastronómico, Richard Olney, porque Aalto fue su cicerone en losbistrots parisienses".

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