martes, 18 de febrero de 2014

Una mirada a la pasion

Durante los últimos años, el Racing se ha ido cayendo a pedazos. Hasta la irrupción de la crisis económica, el proyecto era local; después de ella entraron en juego un oscuro inversor indio y una sociedad holandesa. Tras dos décadas en primera, el club descuidó su cantera, acumuló deudas, bajó a Segunda, descendió a Segunda B. El año pasado suspendió todos los pagos y Hacienda le embargó las cuentas, de modo que el equipo y los trabajadores se vieron reducidos a la miseria. La junta fue sorteando la justicia gracias a su asesor legal, profesor de la Escuela de Práctica Jurídica de Cantabria. Finalmente, un juzgado madrileño anuló en diciembre la compra del supuesto magnate indio por impago, y en enero un juzgado holandés intervino a la empresa propietaria nominal del Racing. A finales del pasado mes, los jugadores se negaron a jugar, se detuvo la inercia corrupta y destructiva de la junta anterior y se llevó a cabo una acción popular para salvar al club. En el partido siguiente, 15.000 aficionados recordaron que apoyaban a la institución. Contra viento y marea: el oleaje de ese fin de semana hizo que el Diario Montañéspusiera en titulares la palabra “tsunami”.
La tortuosa historia del Real Racing Club de Santander no es más que la punta del iceberg. Esa isla a la deriva forma parte de un gran naufragio deportivo. Bajo las aguas del mar Cantábrico descansan los restos del Asobal, equipo de balonmano que, patrocinado por Teka (la fábrica de fregaderos), llegó a ser campeón de Europa: desapareció en 2008. En esa fecha también se extinguió el Alerta Cantabria Lobos, que llegó a estar cinco temporadas en la ACB. Junto a esos dos proyectos, como un puzle de olvidos recientes, los pedazos del Saunier Duval, equipo ciclista profesional, que la marca abandonó hace ya cinco años. De ese archipiélago de naufragios surge una pregunta: ¿puede una sociedad sobrevivir sin un imaginario de éxitos y triunfos? “Cuando nos clasificamos para la UEFA”, recuerda el escritor Javier Menéndez Llamazares, “salieron a la calle 20.000 personas, el doble que en cualquier manifestación política multitudinaria”.

La tormenta sin fin del Racing
En la lluviosa Santander, la del temporal que castiga estos días la costa con olas de más de 10 metros, una tormenta azota desde las oficinas de El Sardinero hace tres años. Lejos de recluir a la gente, el temporal ha conseguido unir por una misma causa, su equipo de fútbol, a una ciudad de marcado carácter conservador.
Nadie en Santander tolera ya la situación por la que pasa el Racing. Los primeros en hartarse fueron las peñas y los socios. Durante dos años y medio han mantenido viva una llama a la que se ha ido sumando gente, especialmente un grupo de exjugadores, sin una cabeza visible pero con nombres reconocidos como Quique Setién, Paco Liaño y José Ceballos. Con la ayuda de varios estamentos, han puesto contra las cuerdas a la actual directiva —querellas, peticiones de administración judicial—, pero no han logrado derribarla.
El último golpe lo han asestado los jugadores. Después de tres meses sin cobrar —cuatro el cuerpo técnico— y otros tantos de promesas de pago incumplidas, el lunes se plantaron. O dimite el presidente Ángel Lavín, Harry, o ellos no juegan ante la Real hoy (21.00, Canal+ Liga y GolT) en la vuelta de los cuartos de la Copa (3-1 en la ida para los donostiarras). “Es lo único que nos queda, esto ya es de locos”, insistía ayer uno de los capitanes, Oriol, señal de que no iban a torcer el brazo. “Los jugadores deben respetar los cargos. Mañana [hoy] no sé qué pasará, hoy voy a dormir como presidente del Racing”, aseguraba en torno a las siete de la tarde a este periódico Ángel Lavín, que añadía: “Trataremos de encontrar una salida de consenso entre todas las partes para que el partido se dispute”. ¿Eso conllevaría su dimisión? “Lo que quiero es que se juegue el partido. La intención es representar al Racing en el palco, pero es impredecible lo que pueda pasar en las próximas horas”.

El deporte visto por Manolo

Hace un poco más de 10 años, el 18 de octubre de 2003, un ataque al corazón arrebató la vida a Manuel Vázquez Montalbán. Se encontraba en el aeropuerto de Bangkok haciendo escala de un vuelo procedente de Australia, donde había impartido diversas conferencias. Se dirigía a su casa en Barcelona para presenciar, junto a su familia, el partido entre el Barça y el Deportivo.
Novelista, poeta, ensayista y periodista, autor de casi 150 libros y más de 9000 artículos, su talento le valió premios tan prestigiosos como el Nadal (1979), el Nacional de Literatura (1991), el Nacional de la Crítica (1995) y el Nacional de Narrativa y de las Letras (1995). Su obra abarca campos como la política, la gastronomía, la literatura o la música. Pero también nos ha dejado más de 700 textos dedicados al deporte. Tal volumen de escritos demuestra la importancia del deporte para Vázquez Montalbán a la vez que su lectura y análisis nos confirma la existencia de un discurso propio.
Ya en sus primeros trabajos abordó esta temática, pero no fue hasta la publicación en 1969 de la serieCrónica sentimental de España en la revista Triunfo y, en especial, del artículo “Barça! Barça! Barça!” que alcanzó un notable protagonismo dentro del periodismo deportivo al revolucionar una profesión devaluada y sometida al franquismo.

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