lunes, 2 de diciembre de 2013

Anton Chejov: La corista



La Corista: resumen


Pasha se acostó y se echó a llorar en voz alta. Ya tenía lástima por las alhajas que había entregado impulsivamente y se sentía ofendida. Luego recordó cómo, tres años antes, un comerciante le había pegado sin motivo alguno, y lloró aun más fuerte.

Pasha se siente triste, utilizada, ofendida por la situación de la que ha sido partícipe. Cree que no encaja en esa sociedad, una sociedad que la arremete sin motivos aparentes, que la acusa de indecente, de “no vivir sino para causar daño a los demás”. La agresión que ha sufrido a causa de Koplakov y su “joven, bella, bien vestida y, a todas luces, decente” esposa, quienes exhiben una actitud condenatoria hacia ella, una especie de reprobación social llevada a cabo por la porción “decente” de la sociedad, es equiparable al episodio de violencia totalmente gratuita que ha padecido tiempo antes, como se evidencia cuando recuerda que: tres años antes, un comerciante le había pegado sin motivo alguno.

Pero también su fuerte llanto es un lamento de impotencia; impotencia resultante de una gran hipocresía. Es que Kolpakov y su esposa, quienes definen a Pasha como “asquerosa, repugnante, bestia vendible”, “basura” y que la observan con “asco” y “repulsión”, son representantes de cierto sector social que se escuda en las apariencias. Y a pesar de considerarse decentes, morales, finos y elegantes son quienes, en última instancia, le quitan sus alhajas fruto de su estilo de vida deshonesto.

     







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